En la década de los 70, con la adquisición de nuestra primera finca en la región del Polochic,
comenzó un compromiso que va más allá de nuestras plantaciones. La finca Chabilán marca el
inicio de un sueño: hacer de la palmicultura una actividad amiga de Naturaleza. Desde entonces,
nuestros principios, fundamentados en la excelencia, la transparencia y la lealtad, han sido el pilar
de nuestras operaciones diarias.
Responsables por Naturaleza y competitivos internacionalmente
En este contexto, nuestro equipo trabaja todos los días por brindar producto de la mejor calidad y,
el proceso, cuidar del medio ambiente y de las personas que rodean nuestras operaciones.
Actualmente, el 100% de nuestras plantaciones se encuentran certificadas bajo la Mesa Redonda
sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés). Esta certificación busca que la
palmicultura sea económicamente viable, ambientalmente apropiada y socialmente benéfica. En
este sentido, nuestra estrategia de sostenibilidad no solo se encuentra alineada a nuestros
valores, sino también a estándares internacionales que aseguran nuestras buenas prácticas
sostenibles y nos hace competitivos en el mercado internacional. Aunque encontrar este balance
no ha sido sencillo, hemos comprendido que hacer las cosas correctamente, desde el principio, es
la clave del éxito para nuestras operaciones.
Cultivar de manera responsable es económicamente viable
En función de nuestro compromiso con ser buenos vecinos de las comunidades circundantes,
hemos impulsado la creación de la primera asociación comunitaria de palma en Guatemala. ¿Qué
tiene esto que ver con la certificación de RSPO? Pues bien, este modelo de desarrollo es la prueba
concreta de que cualquiera puede cultivar palma aceitera sostenible. Debido a las persistentes
inundaciones, plagas y fluctuaciones en los precios, nuestros vecinos en la comunidad de
Pombaaq, ubicada en El Estor, Izabal, se han visto forzados a abandonar el cultivo de granos
básicos. Este tipo de agricultura ya no les garantiza ingresos estables para mantener a sus familias.
La palma, por otro lado, les ofrece rentabilidad por más de 25 años y las tierras de estos
agricultores reúnen las condiciones perfectas para esta actividad.
Después de meses de conversaciones con el Ministerio de Agricultura, hemos logrado que
FONAGRO financie el proyecto. Por nuestra parte, les hemos brindado asistencia técnica y
agronómica a los nuevos palmicultores; desde la preparación del suelo y los drenajes, hasta la
primera plantación, con el objetivo de que también puedan certificarse bajo RSPO. Nuestro equipo
técnico agrícola se ha comprometido a acompañar a los nuevos socios de ASOPOMBAAQ,
transfiriendo todo el conocimiento necesario para cultivar mediante buenas prácticas agrícolas.
Esta asociación no solo elevará los medios de vida de la comunidad de Pombaaq, sino que también
les enseñará que cultivar de manera responsable es la única forma de dejar un legado prometedor
para las futuras generaciones.